sábado, 5 de marzo de 2016

Capitulo 18: Contra el corazón











Sin energías y con la mente en otro lugar, iban en camino él y Alex a ver a su Madre, lamentablemente Gabriel no estaba de humor para ello, no se sentía bien, hace unos minutos se volvió a encontrar con ella, esa mujer que sin más llego a su vida y jamás se ha ido de su corazón desde que la vio por primera vez, todo este tiempo que trato de salir con ella, de hacerla entender que en verdad le gusta, ella solo actuó de forma fría y distante, ahora él estaba haciendo lo mismo con Grey, pero la noto algo diferente, mas tímida y dulce, quizás solo estaba actuando pero aun así no deja de ser raro, está seguro que no volverá a reencontrarse con la canadiense, ya no hay ningún tipo de “lazo” que los una, de ahora en adelante, deben tomar caminos por separado, a un que no lo quiera aceptar, a un que sienta que su corazón se desgarra por dentro, lo tiene que intentar, intentar olvidarla, olvidar que esa mujer fiera estuvo en su vida.
El Youtuber Mexicano, solo entro a su antigua casa junto con su hermano quien era muy similar a él en cuanto a rostro, Alex con una enorme sonrisa abrazo a su madre y saludándola feliz.

—Hola Alex, ¿Por qué tardaron tanto? —saludo la mujer adulta de piel blanca, con esa voz tan tranquila y curiosa.
—Perdón Mamá, es que quise pasar a la biblioteca del centro, para comprarle unos libros a mi hijo.
—Ah, está bien —sonrió y dejo a pasar a su hijo de robusto cuerpo a la sala, para luego ver al hermano menor de pie y mirando al suelo serio, pareciéndole extraño, toco su hombro y le hablo—¿Gabriel?
—Abrió sus ojos como plato y parpadeo varias veces como perdido— ¿Eh?
—¿Qué tienes hijo? —le hablo mirándolo a los ojos de frente.
—Ah, n-no es nada Mamá, solo me duele, me duele un poco la cabeza. —invento.
—Bueno, pasa —lo saludo, con un abrazo y besándole la mejilla, el correspondió el abrazo.

Llegaron a la sala, la mesa de madera fina cubierta con una manta de tela que parecía de ceda, estaba llena de platillos de comida apetitosa, todo lo habían preparado la Sra.Montiel y supuesta mente Mariand le había ayudado.

—Siéntense Hijos, coman —les sonrió y les ofreció, tomo asiento en una silla.
—Gracias Mamá, todo se ve rico —se sentó Alex emocionado y se le hacía agua a la boca.
—Mamá, no tenías por qué hacer esto —se sintió incomodo Gabriel ya sentado y viendo la mesa llena de platos de comida, obviamente mexicana.
—Hay, no fue nada, hace mucho que no los veía y quería recibirlos bien —les sonríe mientras los veía desde su distancia.
—¿Hiciste todo esto sola?  —le cuestión Alex quien ya estaba devorando una “gordita“ rellena de carne.
—No, me ayudo una muchacha muy linda.
—¿Quién? —le pregunto atento Gabo.
—Adivinen —Dijo su madre, algo juguetona—Tienen que atinarle, es fácil saber quién es.
—Danos pistas —reclamo Alex algo divertido.
—Es muy bonita, inteligente y atenta.
—>>¿Grey? Ah no seas idiota Gabo, ¿Cómo va ser ella?<< pensó y no dijo nada.
—Ah, si ya sé quién es —dijo Alex— Es…
—¡Shh! —lo callo su mamá y con sus ojos le señalo a Gabo, que se girara a ver.
—El moreno vio  cómo su hermano veía algo detrás de él sonriendo y apunto de girarse curioso sintió que unas manos cubrieron sus ojos, sin ver ya nada, escucho la voz.
—¡¿Adivina quién soy!?
—Soltó un suspiro >>Oh no, es Mariand<< dijo desanimado y dejándose cubrir sus ojos—Ah, no tengo idea, con esa voz, no puedo saber quién eres —contesto con todo el sarcasmo que había en el mundo.
—Pues soy yo, tu Yuyita—quito sus manos de sus ojos y lo abrazo por la espalda—Ya quería verte.
—Que tiernos —dijo la Sra.Montiel.
—Ya sabía que era Yuya. —dijo Alex sin parar de comer.
—Mariand —le hablo Gabriel serio a la morena.
—¿Si?
—Ya fue suficiente abrazo.
—Lo soltó y sonriendo se sentó a un lado de el—Perdón, ya puedes comer, adelante —le ofreció sin dejar de verlo.
—N-no gracias, no tengo hambre.
—¿Por qué? Anda, pruébalo, hice la comida para ti —hizo puchero y entristeció sus grandes ojos marrones.
—Ya acepta carnal —Dijo Alex viéndolos— Yo no me le negaría a esos bonitos ojos que tiene Yuya.
—Si —dijo Yuya viéndolo y le hizo “ojitos” — ¿No son lindos mis ojos?
—Sin decir nada la miro fijamente a los ojos y nada, no sentía absolutamente nada, esos ojos marrones no le transmitían  como a diferencia de los de la canadiense, y no era solo por el color, simplemente no provocaban nada en él. —No.
—¿Qué? —dijo Mariand algo molesta.
—Ah, no seas creído güey, a ver ¿Quién tiene los ojos bonitos?. —le cuestiono algo molesto su hermano mayor, mientras que su madre solo guardo silencio.
—Grey

Dijo sin inmutarse ni titubear, Mariand estaba molesta, todos quedaron callados, Alex hizo cara de fastidio, ¿de verdad estaba tan enamorado de ella? Al parecer si, sin querer volvió a mencionarla, nadie dijo nada, hasta que su madre hablo.

—¿Quién es Grey?
—Eh, güey, creí que ibas a olvidarla —le recordó su hermano mayor.
—Lo sé —Respondió el moreno tocando su frente mirando al suelo—Solo ignoren lo que dije ¿sí?
—¿Cómo vamos a olvidar eso, si siempre la mencionas en todas las conversaciones? —le cuestiono Mariand molesta.
—Tranquila Yuya —le dijo Alex.
—Mariand —la llamo Gabriel.
—¿Qué?
—Tenemos que hablar.
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Por otro lado  Grey, quien al fin sabía lo que sentía más un por dentro aun no quería admitirlos del todos pero, por primera vez en su vida se estaba dejando guiar por sus emociones, si, algo que jamás había hecho antes, se encontraba en su habitación sacando dinero de todos sus monederos que eran de personajes de anime, contando los billetes, incluso de una cofre que tenía diseños de árboles de sakura, lo abrió, y saco otro dinero que tenía ahí viéndolo pensativa.


 —Este dinero, estaba ahorrándolo para algún día viajar a Japón —soltó un suspiro—Bueno, ya no importa de todos modos —Con una leve sonrisa se vistió para salir, sus jeans favoritos, rotos de enfrente claro, unas botas Dr.Marten rojas, una camiseta gris y su chaqueta de cuero negro, esta vez no se maquillo los ojos, ni se peinó, así, bajo las escaleras con prisa, pero su madre la detuvo.
—¿Adónde crees que vas? —se cruzó de brazos con el ceño fruncido.
—A comprar algo.
—¿Segura?
—Sí , más tarde regreso a limpiar la cocina.
—Bueno más te vale ¿eh? , ten cuidado y no causes problemas en la calle.
—Si,si—dijo con fastidio y dio media vuelta y se fue.

La rubia caminaba por las calles de su peligrosa e insegura colonia, hacia frío pero era tolerable por eso no iba muy abrigada, >>Traigo bastante dinero en mi cartera, espero y no venga un asaltante, me va hacer perder tiempo<< Pensó y siguió caminado por un pasillo poco iluminado, antes de llegar a la parada un sujeto con capucha se atravesó en su camino y saco un cuchillo amenazándola.


—¡Ya te cargo la chingada mi güera, saca todo lo que traigas! —la apunto con su cuchillo.
—>>Mierda, Lo que faltaba<< —¿Así? En esta jodida colonia cuanto crees sacar con estos asaltos, 400 pesos? No seas imbécil.—dijo en tono de burla.
—¡Uhh, bájale de huevos güerita, porque si no te va llegar la chingada! —se acercó más molesto.
—Al único que le llego la chingada eres tú —frunció el ceño.
—¡¿Qué? Deberías tenerme miedo güerita pendeja! —hablo soltando una carcajada.
—La chica se agacho y se giró estirando una de sus piernas deslizándolo por el suelo y golpeando la pierna del tipo con capucha, tirándolo al piso.
—Su barbilla choco con el pavimento y rabioso dijo —Ahora si no tendré piedad—gruño e iba a mover su mano con la que sostenía el cuchillo pero esta fue pisada por el pie de la rubia y su otra mano también la piso, dejándolo inmóvil de las manos.
—Esto te mereces por querer dinero fácil holgazán—dijo molesta, sentada en su espalda lo veía desde arriba, y  ella recibía unas patadas desde atrás por parte del ladrón en su espalda, pero le restó importancia.
—¡Maldita perra! —queriéndosela quitar de encima no podía, las manos le estaban doliendo demasiado, ya que la chica zapateaba sobre ellos con fuerza, sentía que las iba a perder.
—Grey tomo al sujeto del cabello y empezó a azotarlo contra el suelo, a este comenzó a salirle sangre y parecía algo inconsciente por los golpes directo a la cabeza, ella se detuvo poniéndose de pie sacudiendo sus manos >>Menos mal solo era uno<< No quiso quedarse a esperar a que el tipo despertara o reaccionara así que mejor se retiró.

Con transporte llego a una tienda de joyería, Grey se adentró, no se encontraban personas comprando y había una mujer morena atendiendo, la rubia la ignoro, se puso a observar los collares que tenían a la vista, obviamente detrás de una vitrina claro, ninguno le llamaba la atención, la cajera se asomó viéndola.

—Si tiene una duda háganos saber ¿Busca algo en especial?
—Tranquila —se giró a verla— No voy a robar —dijo algo divertida.
—Rió— Ya veo, que graciosa —sonrió >>Maldita güera burlista<<.
—¿Puede mostrarme ese collar de allí? —le señalo con el dedo, un collar sencillo al parecer de plata, detrás de la vitrina.
—Si claro, es de caballero —se acercó y sacando el collar colocándolo encima de un pañuelo, lo exhibió en la mesa para que lo viera bien.
—¡Oh, Sugoi! —exclamo abriendo sus ojos pero sus labios expresaban muy poco.
—¿Su-que? —le cuestiono la empleada mirándola confundida.
—Ah —reacciono viéndola por unos momentos— Se me salió, no es nada, es una palabra japonesa —desvió la mirada soltando un bochornoso suspiro de pena.
—¿Eres japonesa? Eso es imposible, eres rubia.
—Obvio no lo soy, me gusta la cultura oriental —respondió en seco.
—Así que, eres rubia, ¿vives aquí en México y te gusta la cultura oriental? —pregunto aún más confundida viéndola como un bicho raro.
—Sí,  ¿algún problema?  —la vio amenazante.
—No, no ninguno —sonrió—Soy Laura y ¿tu?
—Grey.
—Iba a preguntarle ¿Son sus ojos? —los señalo curiosa.
—>>De nuevo con la misma chingadera<<—Si, son mis ojos, ¿Qué nunca había visto ojos de color?.
—Bueno si, en la televisión, novelas, modelos de revistas, pero aquí en el DF no es común ver gente tan caucásica hasta el cabello y con ojos de color.
—Ah ,ya veo, pues no se impresione, de donde vengo, Canadá, hay a montones como yo.
—Me imagino, son muy bonitos sus ojos.
—Gracias supongo —dijo desviando la mirada y encogiéndose de hombros
 —Se giró a ver que el teléfono de la otra mesa estaba sonando—Oh disculpa debo contestar, ahora vuelvo.
—Solo asintió con la cabeza y la vio por unos segundos para luego fijar su azulada mirada en el collar >>¿Ahora por qué estás tan platica dora Grey? Es extraño, pero no me siento mal al hacerlo, pero aun así es raro, además ¿Qué voy a hacer, comprarle un collar como regalo de cumpleaños? Que tontería, ¿Y cómo jodidos voy a entregárselo si yo con mi boca dije que no quería verlo jamás?, mierda<< se perdió en sus pensamientos, la empleada termino la llamada y regresaba con ella— ¿Entonces a cuánto está?
—Su precio es de 8.000 pesos —dijo sin más viéndola.
—¿Qué?,¡es un chingo de dinero! —frunció el ceño y golpeo la barra de vidrio haciéndole una pequeña abertura.
—T-tranquila —tartamudeo algo molesta  y bajo los ojos viendo el pequeño daño de la mesa.
—Oh —reacciono alejando su puño algo lastimado— L-lo siento —bajo la mirada algo apenada.
—D-descuida, pero eres la primera chica que veo que le hace una abertura a un vidrio como de una pulgada.
—Eso no es nada ¿acaso las demás chicas son así de débiles? No les caería mal hacer algo de pesas —comento inflando sus cachetes y frunció el ceño.
—Rió—Señorita es usted simpática, a su modo.
—¿Lo cree? Solo digo lo que pienso.
—Eso es bueno, me agrado mucho, ¿sabe? Puedo descontarle un poco si quiere el precio.
—No
—¿NO? —sorprendida.
—Así es, no quiero su compasión y no la necesito tampoco, puedo pagarle al contado pero me faltarían solo 1.000 pesos—saco su cartera y le dio el dinero en efectivo— Los 1.000 pesos que faltan se los daré dentro de dos semanas, ¿me lo puedo llevar?
—Por supuesto—acepto el dinero y le entrego el collar— Ah, y firme aquí —saco un papel y le dio una pluma.
—Listo —escribió su firma—¿No tiene una caja para guardarlo?
—Si —saco tres pequeñas cajas diferentes, una café, una azul y otra negra—Escoja uno.
—La negra está bien —la tomo y guardo el collar ahí—Gracias —se despidió sin sonreír ni decir nada más, dio media vuelta y salió de la tienda.

Grey caminaba por el centro, sola, no pensaba en otra cosa que no fuera Gabriel y que mañana era su cumpleaños, solo eso tenía en mente, estaba haciendo algo de frió, lo podía sentir en sus pálidas mejillas, aun que prácticamente su nariz y piel estaban hechos para esa clase de clima, de repente al caminar daba pequeños brincos y tarareaba una canción, así es, perdió la cabeza ,al menos eso creía ella, se detuvo por un momento, pensó >>¿Qué mierda me pasa? Parezco una estúpida<< siguió caminado pero de forma normal, pisando fuerte y a paso firme, como solía caminar ella, ¿Qué le estaba pasando?  Se sentía por dentro muy diferente, ya le estaba pasando, lo que más temía, lo que no quería que pasara, hizo todo lo posible para huir, escapar, olvidarse de “esto” que empezó a sentir desde hace tiempo, sin embargo fue inútil, no sirvió de nada, realmente ha pasado, así es, estaba enamorada.
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Gabriel y Mariand, se encontraban de pie viéndose cara a cara, en la sala, su madre y hermano se habían ido a comprar algo, el pretexto para dejarlos solos, sin embargo Gabo no pretendía hacer algo “especial” con ella, tenía que hablar de algo, que lo tenía en duda, Mariand siendo tan desesperada como siempre, rompió el hielo cuestionando su seriedad.
—¿De qué querías hablarme, porque tan serio?
—Mariand tengo que preguntarte algo pero debes prometerme que me dirás la verdad —la miro serio.
—C-claro —tartamudeo.
—¿Segura?
—Sí, lo prometo.
—Bien —soltó un suspiro pesado y paso sus dedos en su oscuro cabello con estrés—¿Es verdad que saboteaste la cita de Grey a la Editorial Planeta? —se cruzó de brazos.
—¿Qué, por qué preguntas eso, de donde sacaste eso? —pregunto fingiendo asombro.
—Eso no importa, solo respóndeme. —frunció el ceño.
—No, claro que no Gabo, yo no sería capaz de arruinar los planes de otras personas ¿Me crees capaz?
—Pues..
—Sí, no me agrada Grey, además de ser grosera, sé que te gusta y eso me molesta, pero no soy mala persona—le sonrió mostrando sus dientes.
—Ya veo —bajo la mirada >>Grey me mintió, no, no puede ser, ella no es así, ella es honesta<<.
—Hablemos de cosas más importantes —se acercó a él y lo tomo del brazo viéndolo—Por ejemplo que mañana es tu cumpleaños
—Ah —pronuncio desanimado.
—¿Nos vemos en la mañana para celebrarlo? —lo invito emocionada.
—No, lo siento tengo una firma de autógrafos en la mañana.
—¿Estarás trabajando en tu cumpleaños? Eso no está chido —hizo puchero con su boca.
—Rió un poco— Solo en la mañana, en la tarde veré a mis amigos —se soltó de su agarre— Antes de irme —se giró a verla—Por favor, aléjate de Grey.
—¿Qué?
—Ella me dijo que siempre la molestabas con cosas porque a mí me gusta..me gustaba. —trago saliva inseguro de sus palabras.
—¿Y?
—Que ya no tienes que preocuparte, ya que prometimos ya no vernos y si nos encontrábamos por casualidad no voltear a vernos, fingir como si el otro no existe. —le dio la espalda para que la morena no se diera cuenta de que sus ojos estaban afligidos.
—¿De verdad? —pregunto sonando emocionada, pero al darse cuenta cambio el tono a serio— D-digo, que mal, pero prometo que la dejare en paz, bueno, eso si lo que me dices es cierto.
—Es..es verdad —camino a la salida.
—Espera, tu mamá y Alex aun no llegan y…
—Diles que me tuve que retirar, no tengo ánimos ahora.
—Voy contigo.
—No, quédate —la regaño y cerró la puerta en su cara retirándose en un taxi.
—Tch, lo oculta bien pero es obvio que ya sospecha de mi —frunció el ceño—Grey ¿Qué fue lo que le dijiste maldita gata de la calle? . —Saco su celular dorado y marco el número de su “mano derecha”—Vamos, vamos, contesta.. —dijo apurada con la bocina del celular en su oído.
—¿Hola?
—German, vamos a vernos en mi departamento hoy a las 6:00pm,tengo unas dudas y quiero que me las aclares.
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Gabriel iba llegando al departamento del Crew,ya eran las 3:00pm,como ahora habían terminado con el trabajo de esta semana estaban “echando relajo”,Isra jugaba y practicaba técnicas de futbol con su balón atrás en el pateo, Federico jugaba video juegos, Félix chateaba en su celular, Luis se preparaba unas palomitas en la cocina y Cristhian sorprendente mente lavaba su ropa, al estar el lavadero en el pateo Isra se acercó curioso a él.

—¿Cris que haces? —le pregunto viéndolo extrañado.
—Sí, este pantalón es el mejor que tengo y ya estaba sucio —se giró a verlo para después seguir tallando su pantalón.
—¿Qué es eso? —Señaló un bote sin etiqueta, abriéndolo y reviso su consistencia— Esto es crema corporal.
—¡Deja ahí, con eso lo estoy lavando cabrón! —se quejó y le quito el bote de plástico.
—Pero eso no es jabón güey, ¿estas lavando tu pantalón con crema? —le cuestiono queriéndose reír.
—Si se y, es que estos pantalones son especiales, la tela es muy delicada y por eso..
—No mames ahora si —se tiro una carcajada— Te pasaste —se hecho a reír.
—Mira si vas a estar solo riéndote de mí vete.
—Ya, ya —se tocaba la barriga de tanta risa— lo siento, ya me voy.

En eso Félix se asomó dónde estaba Cristhian y negó con su cabeza.

—Pero que puto te ves Cris —rió.
—¿Alguien ha visto a Ricardo? —les pregunto Luis sentándose en un sillón y devorando las palomitas depositadas en un recipiente de plástico.
—¿Al Wero? —recordó Fede sentado y sin despegar la vista en la tele—No se güey, de hecho desde hace rato ya no lo vi por aquí, debió a ver salido con su novia.
—Pero no nos dijo nada —siguió dudoso Luis viendo a su amigo de nariz grande extrañado.

Gabriel entro por la puerta principal, con un rostro sereno, necesitaba hablar con alguien, por su puesto ese sería su mejor amigo Ricardo, con su mirada lo buscaba en la sala o cocina, nada, se dispuso a acercarse a Luis a preguntarle.

—¿Luis donde esta wero? —le pregunto desde atrás.
—Se giró a verlo— No se güey, eso mismo nos preguntamos, desde hace rato no está aquí, pensamos que talvez esta con su novia.
—¿Novia? —recordó Gabo y camino por la puerta de entrada, saco su celular y le marco a Caeli, espero a que la llamada entrara, colocando la bocina del celular en su oreja.
—¿Gabo? —respondió entre risas Caeli.
—¿¡Caeli, estas con wero!? —le pregunto algo exaltado y salió del departamento cerrando la puerta.
—¿Ricardo? No, me dijo que iba a hablar con una persona y nos veríamos mas tarde.
—¿Cuál persona?
—No lo sé, un conocido, creo que era mujer,
—¿No sabes si te dijo su nombre?
—No recuerdo, ¿Por qué preguntas?
—¡Solo dímelo!
—Tranquilo, no te exaltes ¿Qué te ocurre?, mm recuerdo que, me dijo que se llamaba, no recuerdo el nombre pero fue la güerita esa que tiro mi pastel en mi cumpleaños —recordó algo molesta.
—¿Eh? —abrió sus ojos como plato y guardo silencio >>¿Wero, a que fuiste a hablar con Grey?<<.
—¿Gabo, estas ahí? —Le hablo algo asustada—Respóndeme.
—Colgó—¿Qué…—se preguntó en voz baja— Vas a decirle?.
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Ricardo llego en su auto a la casa de Grey, había recordado perfectamente la dirección por la ves que fueron disfrazados de mariachis, esta vez venia vestido con su ropa normal, portando una gorra deportiva, el clima era templado, había poco sol pero aun así portaba gafas oscuras, conoce a Gabo, sabe cómo es, es su mejor amigo, tiene que ayudarlo, no le gusta verlo deprimido, ya que él siempre está feliz y normalmente sonriendo, pero para ayudarlo necesita conocer mejor a Grey y ¿Qué es lo siente por su amigo? , dando pasos firmes toco el timbre de la puerta, esperando que alguien atendiera.

—¡Grey, ve a ver quién es, estoy ocupada! —le grito la Sra.Martin a su hija.
—¡Ash, ya voy! …joder —se escuchó la voz de la rubia y esta fue quien abrió la puerta, después de a ver quitado muchos seguros, giro la perilla y se asomó—¿Qué carajos quie..-? —quedo muda viéndolo.
—Grey, tengo que hablar contigo —dijo tranquilo.
—¿Ricardo, como, que haces aquí, por qué? —cuestiono algo incomoda.
—Te lo explicare todo después, pero primero necesito hablar contigo. —le sonrió.
—B-bueno —lo vio para luego girar su cabeza atrás gritando —¡Mamá ,ahora vuelvo, mi papá me necesita en el trabajo!
—¡Bueno, ten cuidado!
—¡Si!... —se giró a ver al chico de tez blanca y poco alto—Vamos —salió de su casa así como estaba, con una camiseta blanca con una imagen de un anime ,pantalón negro y unos converse negros.

Caminaron ambos al parque que estaba cercas y se sentaron en una banca oxidada, Ricardo conservo su postura serena y empezó a hablarle.

—Grey, han pasado muchas cosas desde que te conocimos ¿sabes?
—Sí, puros problemas —desvió la mirada.
—No, has cambiado la vida de mi mejor amigo.
—¿EH?
—Nunca antes, al conocer una chica que le gustara, era tan alegre y apasionado, creo que es porque eres muy diferente a las demás y eso se puede ver a simple vista.
—¿Ah, simple vista….soy diferente? —le pregunto abriendo sus ojos impresionado.
—Eres extraña en el buen sentido —le sonrió—Veras sé que ahora ustedes están distanciados, pero yo sé lo que sienten mutuamente, en especial tu Grey aunque trates de ocultarlo.
—¿D-de que hablas? —se puso nerviosa.
—¿Él te gusta verdad?
—Trago saliva y desvió la mirada—¿Por qué, piensas eso?
—Lo veo, cuando estabas en nuestro departamento, abrazando el marco que había hecho Gabo y cuando llegaste con el herido y tú misma lo sanaste, tus ojos no mentían, realmente lo quieres.
—No
—¿No?
—No, te equivocas, todo eso te lo has imaginado, yo nunca..
—Grey, deja de negarlo
—¡No lo estoy negando, de verdad yo no siento nada por el! —frunció el ceño y lo tomo de la camiseta encarándolo.
—Bien, si es así, ¿Por qué te molestas tanto y no lo tomas con calma?
—Lo soltó y respiro profundamente—Gabriel, me ha hecho sentir como una completa estúpida, ante él, siento que  decaigo, me siento dócil, indefensa, y yo no quiero sentirme así, el amor solo te hace débil —apretó sus manos mirando al suelo.
—No eso no es verdad
—¿A no?
—Grey, el Amor es complicado, pero siempre te hace mejor persona, te cambia, te hace sentir que el mundo en el que vives aun vale la pena, el amor puede llegar a ablandar hasta el más duro y frío corazón >>Tú necesitas mucho amor Grey<<.
—Se quedó muda por unos segundos y bajo la mirada seria—M-mañana es su cumpleaños ¿verdad?
—Sí, ¿por?
—Y-yo quería, q-quiero darle un regalo pero, no podemos vernos ya, estaría rompiendo mis palabras.
—¿Qué importa? Tú dáselo.
—No, se lo prometí, no puedo hacerlo, veré de que otra forma se lo daré.
—Rió un poco—¿Ves?, si lo quieres
—Cállate —le dio un pequeño golpe en el hombro.
—Solo le sonrió—Yo los apoyare.
—¿Qué?
—Ustedes dos se complementan muy  bien, deben estar juntos yo los apoyare en todo, te lo prometo.
—¿De verdad? —se giró a verlo.
—Claro, cuenta conmigo. —sonrió leve.
—Apenas y correspondió la sonrisa muy poco—Gracias.
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Ya era un nuevo día, una mañana nublada y con el viento frio, pero eso no detendría a Gabriel de realizar su firma de autógrafos en el DF en la Plaza Loreto, sentado en una mesa, enfrente de el una fila que parecía interminable  de fans, no le gustaba mucho estar tan rodeado de gente, se sentía lago incomodo, pero por sus fans, lo soportaría, se sentía feliz por tener a mucha gente que lo apoyaba más sin embargo ahora mismo no estaba del todo humor, pero tenía que ocultar su desdén, por ellos él era famoso, por ellos él era “Werevertumorro” así que ¿Qué más da?
Cada que pasaba un fan, él les decía: ¿Qué onda? Con una sonrisa, así con cada uno de ellos, como si nunca acabaría de saludar a todos, pero era trabajo, aun así en este momento su corazón, no está bien pero tenía que aparentar que estaba bien. En la fila de fans esperando su turno, estaba una chica de baja estatura con una vestimenta peculiar, era rubia, su cabello recogido en dos coletas bajas, usando una falda gris, con medias oscuras, botas blancas, un suéter de color crema con su bufanda rosa cubriendo todo su rostro, apenas se podían ver sus ojos, usando una mochila de Rilakkuma, una vestimenta bastante dulce y tierna, muchos chicos la volteaban a ver embelesados, y sus novias les jalaban la oreja con re celos, pero la chica no miraba a nadie, solo esperaba su turno, en silencio, nerviosa y cargando una bolsa transparente que dentro había una especie de caja.

¿Qué llevara ahí? Y lo más importante ¿Quién es?
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